La transmisión de la cultura, la educación en valores y el acompañamiento en el crecimiento intelectual y espiritual de la persona han sido siempre prioridades para la Iglesia.
Nada de lo que atañe a la esencia de la persona, a su crecimiento integral, es ajeno a la tarea evangelizadora de la Iglesia. De ahí que, desde un primer momento y desde múltiples carismas y sensibilidades, se apostara por la creación de centros educativos, de manera particular en Andalucía.
Las diócesis también han participado de esta apuesta por la enseñanza. Una muestra de ello son los antiguos colegios parroquiales que, desde 1995, se agrupan en la Fundación Diocesana de Enseñanza Victoria Díez.
¿Qué convierte estos centros —un total de once— en colegios especiales, distintos?
José Luis del Río, gerente de la Fundación, los define como «colegios pequeños, normalmente de una sola línea, integrados en sus entornos sociales, muy vinculados a sus parroquias y perfectamente preparados para ofrecer una sólida formación integral basada en los principios del humanismo cristiano». Además, la «considerable vinculación del profesorado a la tarea educativa los incorpora al sentido de misión de los educadores cristianos».
Se trata de una oferta cubierta por conciertos educativos con la Administración y abarca todos los niveles, desde Infantil a Bachillerato (en proceso de implantación), Formación Profesional Básica y ciclos formativos de grado medio y superior.
La vinculación con las familias es un pilar fundamental en el proyecto educativo de estos centros, así como la apuesta decidida por innovadoras tecnologías aplicadas a la enseñanza, aspecto éste que ha cobrado una inesperada actualidad como consecuencia de la pandemia del coronavirus. «No obstante —subraya Del Río— seguimos prestando una atención especial al trato personal y humano».